jueves, 30 de octubre de 2014

¿Cómo reconozco un ictus?

En esta ocasión, me gustaría hablaros de los ictus.

Aprovechando que ayer día 29 de octubre de 2014, fue el día mundial en la lucha contra los ictus, os aporto unas pautas sencillas para saber reconocer los síntomas y actuar con la máxima rapidez posible.


El ictus es una enfermedad cerebro-vascular, es decir, provocada porque se interrumpe el paso de la sangre (el flujo sanguíneo), bien por un coágulo que se forma dentro de una de las venas o arterias llamado trombo, o un coágulo que viaja por así decirlo, desde un lugar del cuerpo y al que se le llama émbolo.

También puede irse produciendo un taponamiento de la arteria, a consecuencia de placas de colesterol que se quedan adheridas a las paredes de los vasos (aterosclerosis).



Existen muchos tipos de infartos cerebrales, bien por una hemorragia, por algún hematoma derivado de un golpe fuerte en la cabeza…etc. Pero lo que quiero dejar claro es que existen unos factores de riesgo que influyen en los ictus:

·        La HTA (Tensión arterial por encima de 140/90)

·        La Diabetes

·        La hipercolesterolemia (colesterol total alto)

·        Tabaco

·        Obesidad

·        Vida sedentaria

·        Anticonceptivos orales (está cada vez más demostrado, que la terapia hormonal influye en el aumento del riesgo de padecer un ictus).

·        Enfermedades cardíacas.


Hecha ya la introducción al tema, os doy unas pautas sencillas para que si presenciáis en alguien estos síntomas, sepáis que están relacionados con esta enfermedad.

La persona puede presentar:

·        Pérdida de sensibilidad en brazos o piernas.

·        Pérdida de fuerza o debilidad en extremidades.


Estas dos opciones afectan normalmente, a media parte del cuerpo, bien sea brazo y pierna derecha, o brazo y pierna izquierda.
Si la parte afectada es la izquierda, es que el ictus se ha producido en la parte del cerebro (hemisferio) derecho, y si la parte afectada es la derecha, se ha producido en el hemisferio izquierdo.

·        Le puedes notar que se le enredan las palabras, torpeza al hablar.

·        Puede que sea incapaz de hablar de repente, que no pueda responder.

·        Que intente hablar, pero no sea capaz y balbucee alguna palabra.

·        Presenta una desviación de la comisura labial: la boca se la ves torcida.



Junto con todo ello pueden también tener náuseas, vómitos o sensación de giro de objetos, incluso dolor de cabeza.



Son unas pautas sencillas, sin tecnicismos médicos, que una vez habiéndolas leído, pueden ayudar a detección precoz.


Al fin y al cabo, en este tipo de enfermedad como en la mayoría, la rápida intervención del equipo sanitario supone una mejor recuperación, siempre teniendo en cuenta, la  necesidad de una intensa rehabilitación y tratamiento de acuerdo a las necesidades del paciente.



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