A menudo nos sentimos cansados, agotados por el estrés que supone nuestro día a día, comemos pero no todo lo que deberíamos, hacemos deporte o no todo el que deberíamos, pero os he recomendado alguna que otra vez la importancia de una analítica sanguínea.
Ella nos puede revelar muchas cosas de cómo se encuentra nuestro organismo por dentro.
Un valor común, es tener la ferritina baja, ¿pero qué es?.
Pues bien, la ferritina es la principal forma de depósito de hierro en la sangre, pero esto, no quiere decir que si tenemos la ferritina baja los depósitos de hierro tengan que estar bajos también.
El valor mínimo de la ferritina está entre 14-15 ng/ml en las mujeres, y de 30 ng/ml en hombres pero podemos tener los depósitos de hierro en parámetro normales y la ferritina baja. Estaríamos frente a una anemia ferropénica, pero no tiene por qué tener una causa grave, ya que muchas de ellas se deben a que nuestro intestino no asimila toda la cantidad de hierro que debiera.
Por lo tanto, aunque comamos todos aquellos alimentos que los médicos nos informan de que tienen mucho hierro, (véase las lentejas o la carne o los pimientos) puede que sigamos teniendo los mismos valores de ferritina y eso se debe al problema de absorción del hierro.
Nuestro organismo no asimila toda la cantidad de hierro que debería y por ello necesitamos un aporte extra de hierro.
A ello se suma, la menstruación, que si solemos tenerlas abundantes, supone también una perdida sanguínea mensual, que no es repuesta del todo.
En este caso, tendremos que acudir a la toma de hierro oral durante tres meses. La toma sería en ayunas, a poder ser con un zumo de naranja, que ayuda más a la absorción y esperando una media hora antes de empezar a desayunar.
Hay muchos tipos de hierro oral, pero también el problema de que a mucha gente no le sienta bien el hierro tomado, porque puede provocarle nauseas, vómitos o incluso diarrea y dolor de estomago.
El último recurso sería el hierro por vía intravenosa, aunque esta opción se suele utilizar cuando es una anemia importante y se necesitan reponer los depósitos de hierro en sangre de forma rápida tras una transfusión sanguínea.
Pero hoy día son más y más los casos en los que se utiliza el hierro intravenoso en personas intolerantes al hierro oral.
Se trata en acudir al hospital y en el llamado "hospital de día" (que es uno de los servicios de los hospitales, para los que no lo sepáis), te cogen una vía intravenosa (catéter) y se te administra el hierro iv, (en los primeros 10 minutos de manera lenta por si hay alguna reacción). Después, dependiendo de las recomendaciones de tu médico, podrás acudir de nuevo o no a que se te ponga hierro iv según los controles a los que te sometas y las recomendaciones de tu médico.
Por lo tanto, como os suelo decir, una analítica al año, y si soléis tener la ferritina baja, control cada 6 meses.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
lunes, 1 de diciembre de 2014
DOLORES TORÁCICOS. PARTE 2.
Hemos hablado de la importancia de los factores de riesgo en cualquier tipo de enfermedad, y cómo no, en los dolores torácicos también tienen una gran relevancia.
Pero existen también unos factores denominados "beneficiosos" que disminuyen el riesgo de presentar dolor de pecho:
De los citados en el post anterior ( HTA, colesterol alto, diabetes o tabaco y sobrepeso), el más alarmante sería la diabetes.
![](https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTR_Y7WBObL4jdJ2PCNvZvkHX64pwJenKIvogve9lezdZXdwbVJZg)
No cabe duda, de que todos ellos producen un daño en las arterias y de ahí la importancia de mantener estos parámetros a raya. Pero en la diabetes, los síntomas se pueden enmascarar y en vez de dolor las personas pueden sufrir otros síntomas como fatiga o los llamados "síntomas vegetativos" como pueden ser las nauseas y vómitos, con lo que quiero decir que no tiene por qué presentar los típicos dolores irradiados al brazo o en el centro del pecho.
Os puedo hablar de una experiencia personal muy importante en mi vida, y que sin duda me ha marcado y está relacionada con este factor de riesgo, la diabetes.
Mi abuela era diabetica, como muchas personas mayores, presentaba una diabetes mellitus tipo II no insulinodependiente, con dieta y medicación oral tenía los valores controlados.
Una noche, comenzó con vómitos.( He de decir que mi abuela vivía en un pueblo de León, y yo en Bilbao).
Tras los vómitos, había sudado muchísimo, y estaba muy cansada, además de tener dolor muscular.
El médico acudió y su diagnóstico fue de gastroenteritis, ya que por aquel tiempo debía de haber un brote por el pueblo, sin prestarle importancia a su diabetes.
Le recetaron unos sobres de suero oral, que muchos de nosotros ya conoceremos porque seguro que en algún momento hemos tenido una gastroenteritis.
Estos sobres contienen una gran cantidad de electrolitos por lo que repones lo que vas perdiendo con la diarrea y los vómitos. Pero junto a estos electrolitos, hay mucho azúcar, con lo cual los niveles en mi abuela, se dispararon.
En realidad, le había dado un infarto, y sus síntomas estaban siendo enmascarados.
No tenía dolor irradiado al hombro, ni en el pecho, se quejaba de tener mal cuerpo, y tras los vómitos estar débil.
Junto con el primer infarto, al descompensarse el organismo con el suero oral, la glucosa rozaba valores muy altos, y le repitió el infarto.
En el hospital no pudieron hacer nada más que esperar el fatal desenlace.
Yo lo pasé fatal, mi abuela murió, y yo no pude ir a su entierro de los ataques de ansiedad que tenía.
No quiero echar la culpa al médico, pero como comprenderéis cuando nos tocan una persona que amamos, en esos momentos, no sabes cómo un profesional no había podido distinguir entre un infarto y una gastroenteritis.
Quizás, mi abuela estuviera aquí o quizás no, eso nunca lo sabré.
Mi abuela pensaba en mi como su salvadora, su enfermera, la que le podía curar, pero lamentablemente no pude ayudarla.
Después he ido una y mil veces al cementerio, a pedirla perdón por no haber podido estar en su entierro, por el gran ataque de nervios que ya os cuento que tuve, y pienso en aquella noche una y mil veces, en si podía haber estado allí, a su lado para no dejarla tomar ese suero que la descompensó, o llevarla inmediatamente al hospital.
No pudo ser, pero mi abuela estaba y estará siempre infinitamente orgullosa de que sea enfermera y pueda ayudar a la gente, y aunque a ella no la pude ayudar, estoy segura que desde ahí arriba, se alegra de que comparta esto para que no se repita, y así por lo menos sepáis y os quedéis con la idea, de que los ejemplos de dolor en el brazo izquierdo o en el pecho no son siempre los únicos que existen para diagnosticar infartos o anginas de pecho, que existen variantes, y sobretodo en la gente diabetica.
Cuidad vuestra salud, de los vuestros, y de los abuelos, que deberían ser eternos, y en mí mi abuela lo es.
Para ti dedicado este post en mi blog abuelita.
Pero existen también unos factores denominados "beneficiosos" que disminuyen el riesgo de presentar dolor de pecho:
- El ser mujer hasta la etapa previa de la menopausia.
- Tener el llamado "colesterol bueno" elevado que en los análisis viene como HDL.
- Práctica regular de ejercicio físico.
De los citados en el post anterior ( HTA, colesterol alto, diabetes o tabaco y sobrepeso), el más alarmante sería la diabetes.
No cabe duda, de que todos ellos producen un daño en las arterias y de ahí la importancia de mantener estos parámetros a raya. Pero en la diabetes, los síntomas se pueden enmascarar y en vez de dolor las personas pueden sufrir otros síntomas como fatiga o los llamados "síntomas vegetativos" como pueden ser las nauseas y vómitos, con lo que quiero decir que no tiene por qué presentar los típicos dolores irradiados al brazo o en el centro del pecho.
Os puedo hablar de una experiencia personal muy importante en mi vida, y que sin duda me ha marcado y está relacionada con este factor de riesgo, la diabetes.
Mi abuela era diabetica, como muchas personas mayores, presentaba una diabetes mellitus tipo II no insulinodependiente, con dieta y medicación oral tenía los valores controlados.
Una noche, comenzó con vómitos.( He de decir que mi abuela vivía en un pueblo de León, y yo en Bilbao).
Tras los vómitos, había sudado muchísimo, y estaba muy cansada, además de tener dolor muscular.
El médico acudió y su diagnóstico fue de gastroenteritis, ya que por aquel tiempo debía de haber un brote por el pueblo, sin prestarle importancia a su diabetes.
Le recetaron unos sobres de suero oral, que muchos de nosotros ya conoceremos porque seguro que en algún momento hemos tenido una gastroenteritis.
Estos sobres contienen una gran cantidad de electrolitos por lo que repones lo que vas perdiendo con la diarrea y los vómitos. Pero junto a estos electrolitos, hay mucho azúcar, con lo cual los niveles en mi abuela, se dispararon.
En realidad, le había dado un infarto, y sus síntomas estaban siendo enmascarados.
No tenía dolor irradiado al hombro, ni en el pecho, se quejaba de tener mal cuerpo, y tras los vómitos estar débil.
Junto con el primer infarto, al descompensarse el organismo con el suero oral, la glucosa rozaba valores muy altos, y le repitió el infarto.
En el hospital no pudieron hacer nada más que esperar el fatal desenlace.
Yo lo pasé fatal, mi abuela murió, y yo no pude ir a su entierro de los ataques de ansiedad que tenía.
No quiero echar la culpa al médico, pero como comprenderéis cuando nos tocan una persona que amamos, en esos momentos, no sabes cómo un profesional no había podido distinguir entre un infarto y una gastroenteritis.
Quizás, mi abuela estuviera aquí o quizás no, eso nunca lo sabré.
Mi abuela pensaba en mi como su salvadora, su enfermera, la que le podía curar, pero lamentablemente no pude ayudarla.
Después he ido una y mil veces al cementerio, a pedirla perdón por no haber podido estar en su entierro, por el gran ataque de nervios que ya os cuento que tuve, y pienso en aquella noche una y mil veces, en si podía haber estado allí, a su lado para no dejarla tomar ese suero que la descompensó, o llevarla inmediatamente al hospital.
No pudo ser, pero mi abuela estaba y estará siempre infinitamente orgullosa de que sea enfermera y pueda ayudar a la gente, y aunque a ella no la pude ayudar, estoy segura que desde ahí arriba, se alegra de que comparta esto para que no se repita, y así por lo menos sepáis y os quedéis con la idea, de que los ejemplos de dolor en el brazo izquierdo o en el pecho no son siempre los únicos que existen para diagnosticar infartos o anginas de pecho, que existen variantes, y sobretodo en la gente diabetica.
Cuidad vuestra salud, de los vuestros, y de los abuelos, que deberían ser eternos, y en mí mi abuela lo es.
Para ti dedicado este post en mi blog abuelita.
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